“He
visto que las cosas
cuando
buscan su curso encuentran su vacío”.
Federico García
Lorca
Vas,
Federico G. Lorca,
en
sonámbulo romance
a
la puerta negra y rota
del
infierno. Taciturna
ya
nada dice tu boca,
te
has sumido en las tinieblas,
el
demonio tu voz ahoga
con
alaridos y embrujos;
no
puedes cantar más odas,
estás
fusilado, muerto,
sin
palabras y con moscas,
escuchando
en la penumbra
el
romance que te nombra.
No
me resultas excelso
pero
eres más que una sombra,
poeta
en toda su extensión,
pulcro,
de grandes metáforas,
sumamente
dedicado
y
de distracciones pocas.
No
sé si sirve escribir,
si
somos de polvo motas,
si
somos el polvo mismo,
varias
ilusiones locas,
tiempo
condensado en carne
o
un morirnos, Lorca, Lorca,
con
los huesos astillados.
Nace
lo que el bardo toca
y
aún así muere el bardo.
No
se realizan las cosas
de
los poemas, sólo nacen;
la
mente entera destrozan
con
semejante inventiva
cual
beso de vidrio y roca.
Tú,
rey de los fusilados,
heredero
de las gotas
densas,
de tinta o de sangre,
el
triste de lengua sola
y
verde de sed muy verde,
ven
para acá y toma nota:
Deja
tu amargo sentir
y
a la tierra el cuerpo dona
para
ser algo mejor
que
simples versos o prosas.
El
silencio caerá sólo
sobre
el hombre que no goza;
no
hagas por cantar, sé libre,
ya no llores, abandona.
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