"Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón"...
Hembras tontas que acusáis
duramente y sin razón,
produciendo la ocasión
para de todo culpáis.
Os digo, ella y él no es igual,
de ahí surge su desdén,
porque nada entienden bien
y los actos juzgan mal.
Apartaos la resistencia;
su intelecto es gravedad,
tiene suma liviandad
y muy poca diligencia.
La belleza no es denuedo.
¡Qué pensamiento más loco!
A ustedes os falla el coco
y la verdad os da miedo.
Sois, en suma, mente necia;
en la nada algo buscáis.
Se creen buenas como Thais,
mas sois locas cual Lucrecia.
No existirá ser más raro.
Siempre piden un consejo,
y prefieren al espejo
por ser él, un juez “más claro”.
¿Acaso no es un desdén?
Preguntan y les da igual,
y dicen que estamos mal,
y su sesera está bien.
Contra ellas nadïe gana,
pues si alguna se recata,
en dos horas es ingrata
y a las cinco muy liviana.
Sí, tan livianas andáis
que a cuestas va su nivel;
no falta el bastardo cruel
que abuse y luego culpáis.
No son un alma templada;
su corazón lo pretende
mas su intento nos ofende
y su ineptitud enfada.
Su condición da harta pena;
su boca todo refiere,
todo, menos lo que quiere.
Orates son, ¡norabuena!
Vuestras lágrimas son penas;
¿por qué arrancarse las alas?
Sois embusteras, sois malas,
y creed sed de lo más buenas.
Cuánto dolor he tenido
por tomar mujer errada,
ya que se hace la rogada
y en instantes se ha caído.
No sé a quién debo culpar,
a ella por lo que no me haga,
a mí por no dar la paga
y sin embargo pecar.
Mujeres ¿de qué espantáis?,
ese defecto tenéis,
por ello hacéis lo que hacéis
sin la solución buscáis.
No voy a solicitar
a vuestra mente razón.
Tenéis extraña afición;
bastante hacéis del rogar.
Con perfectas bases fundo
que sois de gran arrogancia
y ya sea en sueños o instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
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